1. Evaluación inicial
El primer paso es una evaluación exhaustiva de la salud dental y ósea del paciente. Durante esta fase, el dentista realiza un examen clínico y radiológico para evaluar la cantidad y calidad del hueso disponible, utilizando tecnologías avanzadas como tomografías y radiografías. Este análisis ayuda a planificar la colocación de los implantes con la mayor precisión posible.
2. Preparación del sitio del implante
Si el paciente necesita un implante para reemplazar un diente perdido, el siguiente paso es preparar el área de intervención. Si el diente ya está ausente, se examina la condición de la mandíbula y los huesos maxilares para determinar la viabilidad de la colocación del implante. En algunos casos, se puede requerir un tratamiento adicional, como la regeneración ósea, para asegurar que el hueso cigomático tenga la densidad suficiente para fijar el implante de manera segura.
3. Colocación del implante
La cirugía para colocar el implante se realiza bajo anestesia local o sedación consciente, según las preferencias y necesidades del paciente. Los implantes de zigomáticos se insertan quirúrgicamente en el hueso cigomático, en una posición estratégica para garantizar la estabilidad a largo plazo. Este proceso se lleva a cabo utilizando tecnología avanzada, lo que asegura precisión y una menor invasión de los tejidos.
4. Cicatrización y Osteointegración
Después de la colocación del implante, se requiere un período de cicatrización que puede variar entre 4 y 6 meses. Durante este tiempo, el implante se fusiona con el hueso en un proceso conocido como osteointegración. Este paso es fundamental para garantizar la estabilidad y durabilidad del implante, ya que la integración del titanio con el hueso es lo que proporciona la base sólida para la prótesis definitiva.
5. Colocación de la prótesis definitiva
Una vez completada la osteointegración, se coloca un pilar sobre el implante y luego se fija la prótesis definitiva. La prótesis se diseña a medida para adaptarse perfectamente a la boca del paciente, tanto en términos de forma como de color, y se integra armónicamente con los dientes naturales existentes. El resultado final es una sonrisa estética y funcional que restaura la capacidad de masticar, hablar y sonreír con confianza.